jueves, 27 de octubre de 2011

Sesión 27 de octubre: el efecto de "lo paralelo"

"Yo miento, tú mientes, él miente. Nosotros mentimos, vosotros mentís, ellos mienten."

Julian Assange, fundador de Wikileaks e icono de la revolución en la red, de la obsesión por destruir la mentira de los poderosos, se acercó la segunda semana de octubre a los indignados reunidos en las inmediaciones de la bolsa de Londres.

Allí soltó un speech de irremediables tintes teatrales, en las escaleras de la catedral de San Pablo, donde muchos indignados repetían sus palabras para que se escuchara mejor, cual improvisado coro griego (en sentido antiguo y contemporáneo, claro).



Con este material llegamos a la sesión del día 27, con Guillermo sustituyendo a Javier como actor (al que le deseamos mucha suerte en su nueva etapa).

Así, en una primera parte de la sesión pusimos al día a Guillermo sobre aquellas improvisaciones que fueron realizadas y sobre el objeto de la investigación.

Los objetivos concretos de esta sesión fueron:

1. Comprobar cómo funciona en teatro el "montaje en paralelo".
2. Crear diversos contextos paralelos a un espacio sonoro concreto (el discurso de Assange). Contar las consecuencias de lo escuchado.
3. Indagar en los efectos de la dispersión de la atención o la multitarea en internet para su traslación al teatro.
4. Relacionar las acciones públicas con las consecuencias en lo privado. ¿Cómo me afecta a mí, como individuo, una fluctuación en la Bolsa, un recorte social en la legislación, un ERE en la empresa de mi vecino? ¿Somos realmente conscientes de la interconexión de los actos políticos que, aparentemente, están muy por encima de nosotros?

Así mismo, presentamos al equipo una serie de situaciones/personajes y planteamientos surgidos de la reflexión sobre las sesiones previas de septiembre.

Estas propuestas sobre #Hoax serían las siguientes, centradas principalmente en la multiplicidad de personajes:


<<<1) Un hombre en una habitación ajena. Nunca propia. Sólo tiene un ordenador. Habla de lo terrenal, de lo mundano, de lo físico. Habla de posturas de yoga y de buenos vinos, y de cómo detecta lossabores en el paladar. Y sin embargo, en las cuencas de sus ojos, a veces sólo se reflejan ceros y unos. El hombre habla solo a veces, con su pantalla a veces, con la chica que le espera al otro lado de la pared... o quizá al otro lado del mundo. Él bebe té, va descalzo, busca la serenidad en el gesto de limpiarse las gafas, y sin embargo, a veces, por encima de su tobillo, cuando levanta un poco la pierna para sentarse mejor, asoma una pulsera de control penintenciario. El hombre desea más la libertad para el mundo que para sí mismo.




2) La chica, al otro lado. De la pared, a veces, ansiando (volver?) abrazarlo. Y del mundo, otras tantas, con un megáfono en la boca, con un smartphone entre los dedos. Cuando imagina la Revolución en todas partes, también piensa en qué champú comprarse para que en los abrazos todos se rindan ante el olor de su pelo. También piensa en qué ponerse (las Converse rojas con el Casio a juego, o la casual bandolera negra con el abrigo largo?). A veces la angustia tanto, que se siente mal. A veces teme no llegar a las hostias de la poli por perderse en su fondo de armario. A veces lo imagina como el interior de un furgón policial. La mayor parte del tiempo es feliz, haciendo esto. Ya no piensa en sus padres. Y es feliz.



3) Un interrogatorio. Ella ya es mayor. Ya ha estado aquí otras veces, aunque hace apenas unos meses éste no fuera para nada su contexto. El policía parece más cansado que ella. Hablan de filosofía, y de llevar máscaras. Ella le cuenta que antes tenía una clínica de estética y que es curioso que ahora prefiera llevar máscara. Más barato, más cómodo, dice, que tener que andar escondiéndose a plena luz del día bajo cuatro capas de Margaret Astor. Prefiere a Guy Fawkes. Nunca había sido tan libre como bajo una máscaras, le cuenta. Y el poli le cuenta que él también llevó máscara de terrorista en tiempos, pero de las de verdad. Le cuenta que él combatió el terror con terror, y que todo esto ya le pilla viejo. Puse bombas por orden de gobiernos democráticos para que usted pudiera tener su clínica y dormir tranquila, le dice. Ella le pregunta si se siente orgulloso. Él contesta que sólo puede estar orgulloso de haber tenido una hija, aunque no sepa dónde está y ya no le escriba.




4) Afuera cantan pájaros poco exóticos y ella se sigue repitiendo que tiene que escribir. Un manifiesto. Para cambiar el mundo. L. le trae tazas de té y pastillas, y a veces ella las traga. La mayoría de las veces las esconde en la tierra de las plantas. Tengo que escribir, es lo único que se oye. Que no triunfe la mentira. Tengo que escribir para cambiar el mundo que tendremos dentro de de 100 años.>>>



Proponemos al equipo explorar el cine distópico (Hijos de los Hombres, La Fuga de Logan...) y algunos referentes de la literatura de ciencia-ficción (1984, Un Mundo Feliz, etc) porque, curiosamente, llegamos a la conclusión de que muchos de estas piezas reflejan siempre un futuro en el que dominan estados fascistas o semifascistas, con un control férreo sobre la vida privada de los ciudadanos. Nos preguntamos si acaso estas visiones son casualidad o un análisis certero de la proyección posible de la historia.


Finalmente, de los ejercicios realizados en esta sesión rescatamos una improvisación realizada por Guillermo en la que, con la propuesta de buscar un contexto paralelo de un personaje que escucha, por casualidad, el discurso de Julian Assange, interpreta a un hombre que pierde a su perro en medio de la multitud de la plaza de San Pablo. 

La carga simbólica de la incertidumbre del ciudadano anónimo ante el discurso de Assange y una situación de "ansiedad" como la pérdida de un animal de compañía nos pareció un excelente punto de partida para abordar de una manera diferente el "discurso político", otra de las incógnitas a despejar en este, nuestro #Hoax.